viernes, 5 de abril de 2019

"Con una rosa en la mano..."

Eran los años 80’s y en la vida clandestina escuchábamos a escondidas y con bajo volumen a Pablo, a Silvio, a Mercedes Sosa, a Víctor Jara, a los Guaraguau, pero en nuestra vida “normal”, en la apariencia del hogar, sonaban con más fuerza las canciones de Juan Gabriel; había que mostrarnos “comunes”.

Pero Juan Gabriel nos marcó y nos permeó, definitivamente. Sus canciones románticas se fueron haciendo nuestras y se nos metieron en las venas; se convirtieron en parte de nuestra vida emocional. Recuerdo a Pepe cantando: “… Soy insensible a heridas de amor, jamás exclamo un ay de dolor”, o  “vamos al noa, noa, noa, noa, noa, noa…” A las que les imprimía, además, un baile coqueto, muy de él.

Fue entonces que esa música pasó de ser parte de nuestra pantalla, como un gusto popular a uno personal: Querida, Amor eterno, Siempre en mi mente, Te lo pido por favor, No me vuelvo a enamorar, la farsante… A tal punto que se hicieron parte de nuestra vida real, como militantes revolucionarios, pero también personas comunes que vivían martirizándose el corazón por los amores frustrados o perdidos.

Tenía casi seis meses de no ver a mi compañera. Nos separaban más de mil kilómetros de distancia y el único momento en que la escuchaba era el de la comunicación: cruzábamos indicativos, enviábamos mensajes en tres minutos y concluíamos con un “saludos”, cambio y fuera.  Sabíamos, ella y yo, toda la carga de amor que nos implicaba esa palabra. Pero queríamos decirnos tanto y no podíamos.

Recuerdo aquella ocasión, luego de que perfeccionamos las comunicaciones por telegrafía, comenzamos a explorar equipos computarizados con los que los sonidos en clave Morse se convertían en ruido ininteligible. 

Preparé entonces, como texto en clave morse, una canción de Juan Gabriel, con la que quería decirle a ella todo lo que sentía: “Con una rosa en la mano te digo, lo mucho que yo te amo, cariño, te quiero, y en un rizo de tu pelo, la rosa te dejo…”

Y la envié.  Ese fue el inicio de nuestras comunicaciones digitales.

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