jueves, 10 de mayo de 2012

Madres revolucionarias


Las guatemaltecas que se incorporaron a la lucha revolucionaria durante los años de la guerra tuvieron diversas causas para hacerlo, desde vivir el conflicto en carne propia, hasta adquirir la ideología del proletariado por conciencia social.  Hombres y mujeres vivimos en aquellos años un momento histórico del que era difícil aislarse.

Muchas de esas revolucionarias se enamoraron e integraron familias; en medio de limitaciones y adversidades se desempeñaban como madres; educaban y formaban a sus hijos e hijas e incluso les enseñaban a conspirar, para salvar la vida.

La mayoría de esas valerosas mujeres tuvieron que dejar a sus retoños por largas temporadas, incluso años, en aras de cumplir con las tareas revolucionarias.  Era necesario llevar el dolor por dentro;  tragaban sus lágrimas o derramaban algunas de ellas en el silencio de la noche.

Su consuelo era que luchaban para que esos hijos e hijas pudieran vivir en un mejor país, donde no sufrieran discriminación ni racismo; donde hubiera equidad en la distribución de la tierra y la riqueza; donde todos tuviéramos las mismas oportunidades.

Ellas sabían que en el camino podían perder la vida.  Lo aceptaban, conscientes que su aporte contribuiría al cambio y que su sangre derramada abonaría la Patria adolorida y alguien más levantaría el estandarte.

Hoy, que las recordamos con cariño y vivimos un escenario diferente;  otras madres alzan la voz, demandan cambios, denuncian arbitrariedades, acompañan las luchas populares.

Como antes, sueñan con una mejor Guatemala para sus hijos, para sus hijas.  

Madres amorosas y conscientes que inculcan en los suyos un pensamiento revolucionario.

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