Pero
como eso no es posible
solo nos queda emular tu práctica revolucionaria
¡ALIOTO
VIVE!
Era 1994
y el proceso de diálogo y negociación avanzaba vertiginosamente; el 29 de marzo
de ese año se firmaba el Acuerdo Global de Derechos Humanos, que permitiría la
presencia en Guatemala de la Misión Internacional de Naciones Unidas (MINUGUA),
un acuerdo de suma trascendencia en el país, para alcanzar la paz. El 17 de junio se suscribe el acuerdo para el
Reasentamiento de las Poblaciones Desarraigadas por el Enfrentamiento Armado, y
apenas unos días después, el 23 de junio, se logra el acuerdo sobre el
Establecimiento de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico de las
violaciones a los derechos humanos y los hechos de violencia que han causado
sufrimiento a la población guatemalteca.
Se daban
pasos importantes que coadyuvarían a sentar las bases para el definitivo cese
al fuego, sin embargo la guerra aún no terminaba y era necesario, tanto para la
guerrilla como para el ejército, mantener la correlación de fuerzas a su favor.
El
Frente Sur “Santos Salazar”, de las FAR, emergía como el “Ave Fénix”, luego que
fuera desarticulada la plana mayor en marzo de ese mismo año. El comandante
Martín y dos de sus principales oficiales habían sido capturados.
El
Comandante Pablo ordena el traslado inmediato del Capitán Leandro, además de
reforzar el frente con cuadros medios de comunicaciones, inteligencia y
servicios médicos. La guerra continuaba en todo el país. No cabían muestras de
debilidad que permitieran al enemigo fortalecer su posición.
En
noviembre de 1994 la situación social en la capital guatemalteca se torna
violenta. Nuevamente la demanda social por el precio del transporte urbano de
65 centavos a un quetzal con 25 centavos, llevaba a miles de personas a las
calles por casi quince días. Como
siempre, el estudiantado combativo de la Universidad de San Carlos de
Guatemala, USAC, se colocaba a la vanguardia de las demandas populares.
Cientos
de universitarios organizados en la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca
(URNG) sabían que este era otro frente de lucha y que tampoco había que ceder
un ápice a las imposiciones de las fuerzas represivas, en contra de los
legítimos derechos de la población.
Entre
aquellos jóvenes sobresalientes se encontraba Mario Alioto López Sánchez, con
apenas 21 años. De estatura media, complexión robusta, cabello quebrado, bigote
y una barba aún poco poblada en el rostro. Un año antes había ingresado a la
Facultad de Derecho de la Tricentenaria Universidad de San Carlos de Guatemala;
muy pronto destacó por sus ideas y actitud participativa. Fue nombrado jefe de
orden del sub Honorable Comité de Huelga de Dolores de 1993. Posteriormente se
incorporó a un grupo de teatro de la facultad, con la intención de llevar
mensajes de cambio y organización a las áreas marginales de la ciudad capital.
En horas
de la tarde del 11 de noviembre inicia el enfrentamiento con las Fuerzas de
Reacción Inmediata (FRI) de la Policía Nacional y elementos del ejército, acostumbrados
a matar a población indefensa. Además de
los gases lacrimógenos, batones y otros
artefactos utilizados para reprimir, portaban fusiles que accionaron contra el
estudiantado indefenso. Por si fuera poco, violentaron la autonomía
universitaria. Era claro que el objetivo era desarticular cualquier tipo de
levantamiento social, que influyera en la lucha, a nivel nacional.
Varios
compañeros cayeron heridos, entre ellos Mario Alioto, quien además fue golpeado
salvajemente en la cabeza y el cuerpo. Los rescatistas lo sacaron del lugar
cuando ya había perdido demasiada sangre.
Mario
Alioto López Sánchez murió aquella noche, pero no su espíritu y coraje. Dejaba con él un legado de acciones y
pensamientos a emular.
El día
del funeral fue acompañado por miles de guatemaltecas y guatemaltecos, que
entre sollozos coreaban consignas: ¡Si Alioto no está aquí, Alioto dónde está!,
¡Alioto está en las calles exigiendo libertad!, ¡Alioto López! , ¡Presente!
Un documental elaborado por CIEP y CAMI captó a una anciana que gritaba a los
estudiantes: ¡Nuestros mártires no se lloran, se IMITAN señores universitarios!,
¡Dios los bendiga por defender al pueblo Y SER VALIENTES!
La
Universidad de San Carlos perdió así a un líder nato, a un joven visionario que
tenía mucho por aportar a la academia y a su país.
En
noviembre de 2011, 17 años después, el gobierno de Álvaro Colom, en nombre del
Estado, pidió perdón a la familia de Mario Alioto López Sánchez. El ministro de
Gobernación, Carlos Menocal dijo que la Policía Nacional cometió “un cobarde
asesinato”, además de reconocer el daño a la nación, así como el sufrimiento y
secuelas que representó para su madre, su esposa y su pequeño hijo, de 27 días
de nacido.
Si
pudiera
Si
pudiera con mi pensamiento cambiar muchas cosas
Cambiaría
el mundo
Cambiaría
el hambre por pan
La
tristeza por alegría
Cambiaría
los desechos tóxicos por manantiales de agua viva
Si
pudiera con mi pensamiento influir en la humanidad
Cambiaría
las balas por sonrisas,
Si
pudiera,
Cambiaría los golpes por estrechones de manos
Cambiaría
a los hipócritas por sinceros
Pero
esta es mi utopía,
Me
conformaría con que el mundo viviera en paz
y todos viviéramos como humanos y
como hermanos
Si pudiera
desaparecer las clases sociales lo haría
Si
pudiera con mi pensamiento cambiar cosas
cambiaría el odio por el amor
El dolor
por la felicidad,
Pero es
imposible, parece que el problema es la humanidad
Si
pudiera cambiar al mundo
tan solo lo resumiría en cambiar el pensamiento humano
Tan solo
dejaría intacta la naturaleza y al noble de corazón
Si
pudiera alguien hacer esto
todos viviríamos como hermanos y como humanos
Mario Alioto López Sánchez
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