sábado, 28 de mayo de 2016

El secreto del mapache parte cuatro y final

Marco Tulio Soto


Por fin llegamos al campamento; nos formamos en el orden en que íbamos y el capitán dio las voces de mando.

¡Atención!:

– Vamos a descansar un rato y almorzar.  A las 14.00 horas nos reuniremos para hacer el balance de la actividad.

     ¡Atención!: ¡para terminar la marcha de hoy...!

¡A Vencer o Morir por Guatemala la Revolución y El Socialismo! ¡ Rompan… filas!.

¡Venceremos!.

A las 14.00 comenzamos la reunión de balance.  La primera observación crítica fue para Chiricuto por su falta de “tacto político” al decirle a don Baldomero, que se había perdido por estar haciendo el “secreto del mapache”. Y a mi me metieron en la colada dizque por imprudente al estar preguntando cuál era el “secreto del Mapache”.

La reunión se tornó agitada, pues Chiricuto no aceptaba su error y argumentaba que lo había dicho como una broma y que había sido Rigo con su preguntadera quien había creado realmente el problema.

Sin darme cuenta vuelvo a preguntar ¿y cuál es el secreto del Mapache pues?

El capitán se rascó la cabeza y respondió –Mire Rigo, lo disculpo porque usted no es campesino; cualquier campesino sabe cuál es el secreto del Mapache.

Al final de la reunión Chiricuto quedó encargado de explicarme cuál era el secreto del Mapache.

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“Ya había escuchado algunas cosas del mapache; incluso un día cacé uno que estaba comiendo zunzas, los había visto lavarse las manos y lavar sus alimentos como si fueran personas. Los había escuchado gritar cuando los muerden los cangrejos que cazan a orillas de los arroyos, dicen que gritan porque meten la cola y cuando éstos les muerden la cola los sacan de un jalón aunque les duela.

También había escuchado decir que cuando van a comer maíz a la milpa, el mapache se toca los testículos, si los tiene fríos entonces entra con confianza, pues es señalo que no le han tendido una celada. Si los tienen calientes no entran.

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Chiricuto comenzó diciendo que el mapache es un animal muy perjudicial, que causa muchos destrozos a las milpas, ya que no se come ni un solo elote completo, sino que los arranca y mordisquea unos granos de cada uno. De esa manera corta muchos en una sola noche y arruina una gran parte de milpa.

Para evitar que el mapache entrara a las milpas existía un secreto que los campesinos hacían y consistía en lo siguiente:

Cuando se detectaba que había entrado y que había causado destrozos, entonces se daba por hecho que seguiría entrando, pero como es un animal muy arisco nunca se sabe si lo hará temprano de la noche o por la madrugada.  Casi siempre burla a los cazadores, pues si lo están esperando no llega y si lo van a buscar, al ver venir la luz de la linterna se escapa.

Una vez sabido que está llegando se reúne toda la familia por la mañana y juntan un buen fuego en medio de la milpa, se cortan todos los elotes que puedan comerse y todos comienzan a asar elotes, pero con todo y tusa de manera que se vayan cociendo con el vapor, ya que están cocidos y asados, se les pela sin arrancarles la hoja y poniendo el elote colgado hacia abajo se comienza a describir círculos con él diciendo – ¡Que se enrede el mapache! ¡Que se enrede el mapache!, y así cada miembro de la familia, conforme va comiendo sus elotes va repitiendo esas palabras y elote describiendo círculos grandes con el pelo hacia abajo y ¡que se enrede el mapache! Y así continúan asando elotes, pelando elotes, describiendo círculos con los elotes colgados por las hojas y diciendo ¡que se enrede el mapache!  Así, hasta que toda la familia queda completamente llena de comer elotes y se retiran ordenadamente para la casa.

Por la noche, vienen solos el señor y la señora hacia el centro de la milpa. Después se dirigen hacia una esquina de la siembra, la señora, que va sin calzón se agacha y se coloca con manos y pies al suelo y el vestido para arriba, repitiendo constantemente ¡que se enrede el mapache! ¡Que se enrede el mapache! El señor debe tener suficiente pulso para llegar e introducírselo al primer intento. Si lo logra se paran y se van para la otra esquina, repitiendo la misma operación y así hasta cubrir las cuatro esquinas. Después como se supone que el señor ya no aguanta, se dirigen nuevamente al centro de la milpa y tienen relaciones hasta quedar satisfechos. Si no quedan satisfechos, deberán otro día repetir la operación; sólo así dejará de llegar el mapache…

Me quedé pensando un poco y alcancé a decirle a Chiricuto:  – ¡ay Chiricuto hijue’ la gran puta…! ¡ mirá por tus bromas qué vergüenza voy a pasar cuando le vea las caras nuevamente a la familia de Baldomero…!


De todas maneras… ¡qué buena forma de joder al mapache!

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